Cómo conducir un coche de gasolina. Diferencias con un diésel

Las diferencias entre cómo conducir un coche de gasolina y uno diésel no son muy grandes, sin embargo, al tratarse de dos motores diferentes y que usan combustibles distintos, los consejos para una conducción eficiente en un coche de gasolina o en un coche diésel no serán nunca los mismos.

28.04.2015

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A continuación, te informamos de cómo conducir bien un coche de gasolina y los vicios que debes evitar con el fin de alargar la vida útil de tu automóvil; y te mostramos además las ventajas más importantes que tienen los vehículos de gasolina frente a los diésel.

Una de las características de los coches de gasolina es que no les cuesta tanto arrancar como a los diésel. Además, al contrario de lo que pasa con los motores diésel, los de gasolina no requieren tanto tiempo de espera para poder exigirle al vehículo, es decir, en frío, el motor de un coche de gasolina no sufre tanto como uno diésel. Relacionado con esto mismo, el motor de un coche de gasolina alcanza su temperatura óptima de funcionamiento (unos 90ºC) mucho antes que un coche diésel, ya que el líquido refrigerante lubrica todas las partes móviles más rápido que el aceite.

Otra diferencia fundamental es que un coche de gasolina tiene un rango de 1.000 a 6.000 rpm. frente al rango de 1.000 a 4.500 rpm de un diésel. Esto se traduce en que un coche diésel tiene marchas más largas que uno diésel, es decir, requiere un desarrollo más largo para ir a la misma velocidad que uno de gasolina, mientras que uno de gasolina puede ir a la misma velocidad que un diésel usando una marcha más corta. Así, si por ejemplo queremos adelantar con un coche de gasolina lo ideal es reducir de marcha, poner el motor sobre las 3.000-3.500 rpm y acelerar hasta que el coche pida la siguiente marcha. En el caso de un diésel si haces lo mismo, no adelantas y dañas el motor, por ello es mejor empezar a adelantar con el motor bajo de revoluciones. Como puedes ver, esto hace que la conducción sea completamente distinta. Si quieres saber cómo conducir un coche de gasolina de forma eficiente, continúa leyendo.

1. Cómo conducir un coche de gasolina de manera óptima

Una vez conoces las pequeñas diferencias entre un vehículo de gasolina y uno diésel, comprenderás que no podemos darte los mismos consejos para conducir un coche de gasolina que para un coche diésel. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) recoge una serie de consejos sobre cómo conducir un coche de gasolina de manera eficiente y ahorrar así en combustible:

  1. A la hora de arrancar el coche no debemos poner nunca el pie en acelerador. Pisaremos el embrague siempre que haya una marcha metida y cuando tengamos problemas para arrancar. Al pisar el embrague desacoplamos la caja de cambios, y de esta forma, al motor le costará menos ponerse en marcha.
  2. En los coches de gasolina podemos arrancar inmediatamente el coche sin tener que esperar, como pasa al conducir un coche diésel.
  3. Usaremos la primer marcha únicamente para poner el coche en circulación, debemos cambiar a segunda a los dos segundos o pasados los 6 primeros metros.
  4. En los automóviles de gasolina se recomienda cambiar de marcha entre 2.000 y 2.500 rpm, en el caso de que conduzcamos un coche automático podemos estirar más las marchas cortas.
  5. Si conducimos un coche manual, podemos usar el contador de velocidad como indicador para saber cuando debemos cambiar de marcha. De esta forma, una vez ya en segunda, pasaremos a tercera cuando alcancemos 30 km/h, a cuarta al llegar a los 40 km/h, y pondremos la quinta velocidad a 50 km/h. Una de las claves sobre cómo conducir bien un coche de gasolina es usar marchas más largas y a bajas revoluciones, ya que de esta forma el coche consume menos combustible y no se le exige tanto al motor.
  6. Otro secreto de la conducción eficiente en los coches de gasolina es mantener la velocidad del coche lo más uniforme posible. Evitar los frenazos, los acelerones o los cambios de marchas bruscos e innecesarios, no solo alargará la vida de tu motor sino que además ahorrarás en combustible.
  7. A la hora de reducir la velocidad, si en lugar de frenar dejamos de acelerar y aprovechamos la inercia con la marcha engranada, el consumo de gasolina del coche es cero. También puedes dejar que el coche vaya deteniéndose poco poco en punto muerto o manteniendo el embrague apretado. Hagas lo que hagas, para que el consumo sea el mínimo posible, detén el vehículo sin necesidad de cambiar de marcha. También es recomendable apagar el motor en paradas de más de un minuto.
  8. Por último, es totalmente aconsejable conducir con suavidad y manteniendo siempre una adecuada distancia de seguridad, de esta forma nos dará tiempo a reaccionar ante cualquier imprevisto sin tener que dar un frenazo o un volantazo.

2. Ventajas de los coches de gasolina frente a los diésel

Es de todos bien sabido que los coches diésel son verdaderamente rentables si le hacemos muchos kilómetros en carretera, aún así, ya no son tanto como antes. De hecho, dependiendo del uso que le demos, pueden no ser rentables en absoluto. A continuación, desmantelamos la creencia popular de que es más rentable adquirir un vehículo diésel que uno de gasolina y te descubrimos las ventajas de los coches de gasolina frente a los diésel:

  • Si haces pocos kilómetros al año, unos 10.000 kilómetros más o menos, y conduces prácticamente siempre por ciudad, un coche de gasolina es el que más te conviene. No te sale a cuenta pagar los casi 3.000 euros que cuesta un coche diésel, además de ahorrarte los costes adicionales que suponen las más que posibles averías provocadas por la acumulación de hollín derivada del uso de un vehículo diésel en ciudad.
  • Los coches de gasolina destacan frente a los diésel precisamente por su suavidad de conducción. No hay nada como conducir un coche de gasolina para darse cuenta de que son menos toscos que los diésel lo que mejora el confort de las marchas, pudiendo estirarlas hasta el corte de inyección sin miedo a dañar el motor. Hay que añadir además que, con el paso de los años, los coches diésel, al menos no los de gama alta, acaban vibrando en exceso y la marcha se atasca con mayor frecuencia.
  • A la hora de comprar un vehículo, los coches de gasolina son más baratos que los diésel, debido sobre todo a que los motores de gasolina son más simples. Bien es cierto que, dependiendo del modelo, la diferencia no es tan grande, no obstante debido a la complejidad de su motor, el mantenimiento de un coche diésel será siempre más caro que el de uno de gasolina.
  • Hoy en día no hay tanta diferencia de precio entre el gasoil y la gasolina, además los coches de gasolina han mejorado mucho en los últimos años y gastan mucho menos que antes. Así, para que nos salga realmente rentable un coche diésel debemos hacer un cantidad verdaderamente importante de kilómetros.
  • Los automóviles de gasolina tienen un menor efecto nocivo sobre el medio ambiente que los diésel, de ahí que sus impuestos sean mayores. Ciudades como París o Londres ya han tomado medidas para impedir o limitar el uso de vehículos diésel en sus calles.
  • Por último, el precio del seguro y sello del ayuntamiento es más caro para los coches diésel que para los de gasolina.

3. Vicios en la conducción que dañan tu automóvil

Además de lo que marcan las normas de circulación y el mantenimiento preventivo del vehículo, el cómo conducir un coche de gasolina se ha convertido en un factor de extrema importancia si queremos alargar la vida útil de nuestro automóvil. A continuación te indicamos diez vicios muy comunes en nuestra conducción que dañan nuestro vehículo y que debemos evitar a toda costa:

  1. No verificar de manera periódica la presión de los neumáticos. Esto provoca un desgaste irregular o mayor probabilidad de reventón daños en la llanta.
  2. Acelerar el motor antes de que haya alcanzado la temperatura óptima de funcionamiento (90ºC). Si aceleramos en exceso en frío podemos dañar el motor fácilmente.
  3. Mantener el pedal del embrague presionado cuando el coche está parado. Esto produce un mayor desgaste del embrague, fricciones internas que afectan al disco y a todas las piezas que actúan sobre él.
  4. Abusar de los frenos en descensos prolongados y pronunciados. Con ello desgastamos los discos y pastillas, se crean vibraciones en el volante y deterioramos el líquido de frenos. los frenos y tendrás un mayor control del vehículo.

  5. Circular con el motor a bajas revoluciones. Este tipo de conducción hace que se acumule más hollín en los conductos, en los motores de gasolina podemos dañar el catalizador.
  6. Parar el motor de golpe tras un esfuerzo extra. Los motores turbo pueden alcanzar los 500ºC de temperatura, es necesario que reposen durante unos minutos, si apagamos directamente el aceite podría carbonizarse y causar avería.
  7. Mantener la mano apoyada en la palanca de cambios. La hacerlo ejerces presión sobre los mecanismos internos de la caja de cambios provocando su desgaste.
  8. Conducir en reserva. Es recomendable no hacerlo si que queremos proteger la bomba de combustible de nuestro coche.
  9. Aparcar con un neumático subido en un bordillo. Esto afecta gravemente a los neumáticos, ruedas y suspensión.
  10. No frenar lo suficiente antes de pasar por un badén. También afecta a los neumáticos, ruedas y suspensión. Si pasamos por encima de forma rápida provocaremos además problemas en los puntos de anclaje de la suspensión.