
Pero para conducir un Ferrari sin asumir riesgos extremos que podrían poner en peligro no solo tu vida, sino la de otras personas, debes tener información, experiencia y, ante todo, muchísima prudencia. Una opción muy común que muchos amantes del motor llevan a cabo, es conducir un ferrari en un circuito, una alternativa segura y profesional que te llenará de satisfacción.
De vez en cuando, podemos ver o leer en los medios de comunicación acerca de un accidente con un coche Ferrari implicado. En estos casos, las investigaciones suelen revelar que la principal causa del suceso fue un exceso de velocidad y la falta de preparación del conductor del vehículo. Y es que conducir un Ferrari por la ciudad a una gran velocidad, parece de por sí temerario, pero si al volante se encontrase un conductor experimentado, seguramente el resultado del accidente sería distinto. Una persona con experiencia en conducir un Ferrari que, además, haya tenido, por ejemplo, un aprendizaje previo al conducir un ferrari en Montmeló, podría hacerse con el control del coche. Pilotar un automóvil de estas características no solo requiere contar con grandes dosis de prudencia y responsabilidad, sino también algo de experiencia en la conducción de vehículos deportivos. Experiencia que puedes adquirir en circuitos gracias a la oportunidad que existe de conducir un Ferrari en El Jarama o conducir un Ferrari en Cheste, por ejemplo.
1. La selección de clientes
La casa italiana Ferrari se caracteriza por tener muchas particularidades que la diferencian de otras marcas de automóviles por todos conocidas. Una de ellas es el hecho de que la casa italiana selecciona a sus clientes. Esto es debido a cuestiones de imagen, ya que una imagen de un vehículo de la marca accidentado o averiado en alguna carretera supondría una muy mala imagen para la empresa. Hay que tener en cuenta, además, de que hablamos de coches de precios muy altos que pueden girar, de media, en torno a los 150.000 euros. Así que todo indica que son las máquinas menos adecuadas para conducir de forma temeraria.
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Por todo esto y más cosas, queda claro que conducir un Ferrari no se parece en nada a conducir un turismo tradicional. Los Ferrari disponen de motores muy potentes a los que los conductores normales no suelen estar habituados. Son coches que pueden alcanzar un rendimiento equivalente a un motor de 400 caballos, lo que significa casi unos 300 caballos más de lo que tiene un automóvil medio. Si a esto le añadimos el poco peso que tienen en general los Ferraris, nos encontraremos con una relación entre peso y potencia que pocos deportivos pueden alcanzar y que disparan la necesidad de conducir con toda precaución.
Con estas características, estamos hablando de coches que no solo son capaces de alcanzar velocidades máximas cercanas a los 300 kilómetros por hora, sino que su aceleración es también endemoniada con cifras que se mueven cercanas a los 5 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros por hora. Prestaciones solo similares a las que podemos obtener al conducir un Lamborghini o conducir un Porsche. Por lo que todo indica que una buena opción es practicar la conducción de un Ferrari en un circuito cerrado. Opción que, afortunadamente, se encuentra disponible gracias a diferentes empresas y asociaciones que ofrecen experiencias Ferrari en los diferentes circuitos españoles.
Además, otra de las particularidades que presentan los Ferrari, es que muchos de ellos tienen el motor en la parte trasera del vehículo, donde normalmente se situaría el maletero. Si a esto le añadimos que también suelen tener tracción en las ruedas traseras, tenemos como resultado que nos encontramos ante un coche completamente diferente a los demás.
2. Conducir un Ferrari a alta velocidad
Lo primero que hay que decir es que los Ferraris, como muchos otros deportivos, no se deben conducir durante mucho tiempo a una velocidad elevada, ya que esto, además de peligroso, podría resultar dañino para el motor. Una vez sabido esto, debes saber también que las reacciones de un Ferrari ante una importante aceleración o deceleración son muy contundentes. Esto significa que los movimientos del coche son mucho más sensibles, lo que incide, directamente, en la necesidad de contar con un conductor experimentado que pueda ‘domar’ el coche. Se debe tener muchísima atención en el momento de conducir un Ferrari si no se quiere derrapar o acabar desviando fatídicamente la trayectoria del vehículo. Además, la dirección de un Ferrari funciona de manera totalmente diferente a la de cualquier otro automóvil. Mientras que en un coche generalista con un cuarto de vuelta de volante solo haríamos un pequeño giro, en un Ferrari esto podría convertirse en un cambio radical de dirección. Esto es debido a que estos deportivos cuentan con una dirección muy directa y rápida.
3. Los Ferrari: una marca clásica
Ferrari es una marca de automóviles deportivos con sede en Manarello (Italia) que fue fundada en 1929 por el famoso piloto de competición Enzo Ferrari, quien empezó dedicándose exclusivamente a los coches de competición para, un poco más tarde, en 1947, pasarse a la fabricación de automóviles deportivos. Así que no es descabellado decir que conducir un Ferrari es una experiencia muy cercana a conducir un Fórmula 1. Como bien sabrás también, a los Ferrari se les conoce también como ‘Il Cavallino rampante’, debido a que su símbolo es un caballo negro encabritado sobre un fondo amarillo. Lo que probablemente no sabrás, es que este caballo era, originalmente, el símbolo del conde y aviador Franceso Baracca, y que, posteriormente, fue adoptado por Enzo Ferrari para los coches de su escudería de carreras.Tras varias carreras, el caballo se convirtió en el símbolo de Ferrari y así es como ha llegado hasta nuestros días, en los que este bello animal es sinónimo de velocidad, potencia, éxito y lujo.